Zuzana Hlavičková es diplomática y trabaja en la Embajada de la República Checa en Madrid desde agosto de 2023, donde se encarga principalmente de la agenda económica. Anteriormente, su actividad en el Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Checa en Praga se centró más en la agenda multilateral, especialmente en la cooperación para el desarrollo y la ayuda humanitaria. También se ocupó de estas cuestiones durante su adscripción a la ONU. Fue también profesora en la Universidad Carolina y durante varios años perteneció al consejo ejecutivo de la organización no gubernamental CARE República Checa.
¿Cuáles son sus objetivos y ambiciones personales para los próximos años?
La agenda económica, en la que trabajo en la Embajada en Madrid desde agosto, es una gran oportunidad para contribuir a una cooperación aún mayor entre nuestros países. Las relaciones comerciales entre la República Checa y España son muy buenas, con más de 100 empresas españolas que operan en la República Checa y decenas de empresas checas establecidas en el mercado español. Los volúmenes comerciales aumentan cada año, pero aún queda mucho potencial por explotar por ambas partes, porque creo que todavía hay muchas cosas que no conocemos en un país sobre el otro. Poca gente en la República Checa sabe que España es un gran país industrial, donde la industria del automóvil genera -como en Chequia- el 10 por ciento del PIB. A la inversa, los españoles se sorprenden a menudo al saber que la República Checa es uno de los países más industrializados de Europa, con una industria que representa el 30 por ciento del PIB, y en este sentido somos el segundo país de la UE después de Irlanda. Mi función -en colaboración con otros colegas de la Embajada y el director de la Oficina Comercial Checa CzechTrade en Madrid- será ayudar a las empresas checas a encontrar nuevas oportunidades de mercado en España durante los próximos cuatro años y transmitir información sobre lo que la República Checa puede ofrecer a los socios españoles.
¿En qué sectores quiere centrarse durante su mandato?
Además de los sectores tradicionalmente fomentados, como la ingeniería y la automoción, queremos centrarnos en otros nuevos, como el sector espacial, las energías renovables y las nuevas tecnologías. La República Checa cuenta con varias empresas que participan en proyectos espaciales europeos; nosotros, por ejemplo, nos dedicamos a la producción de satélites, lanzadores y segmentos terrestres, y según los expertos del sector vamos por buen camino para convertirnos en el líder del mercado europeo en los próximos años. España también es muy fuerte en la industria espacial y sin duda será beneficioso para ambos países que podamos unir nuestras fuerzas. La producción de energías renovables es también un campo en el que las empresas checas pueden ofrecer sus tecnologías, ya se trate de energía solar o de centrales hidroeléctricas.
Otro tema muy importante para la República Checa y en el que sin duda tenemos algo que ofrecer es el apoyo a la ciencia y la investigación. En la República Checa tenemos una serie de importantes centros científicos que están llevando sus conocimientos a otros lugares del mundo, y sería estupendo que también pudieran encontrar socios en España. Hemos empezado por el ámbito de la biotecnología, pero creo que podremos conectar también otros centros científicos.
Durante su carrera en el Ministerio de Asuntos Exteriores, usted se ha dedicado durante muchos años a la cooperación al desarrollo. ¿Qué le llevó a ello y cómo percibe este ámbito?
Tengo que decir que la ayuda a los países en desarrollo ha sido durante mucho tiempo la cuestión más importante para mí y, de hecho, lo sigue siendo, aunque la sigo solo desde lejos. Me adentré en ella en 2002, cuando quise empezar a trabajar en la agenda multilateral tras varios años de diplomacia bilateral. Junto con mis colegas de la ONU y del Ministerio, empezamos poco a poco a establecer los pilares de la ayuda checa a los países en desarrollo. Tras regresar al Ministerio de Asuntos Exteriores, ayudé a crear la Agencia Checa de Desarrollo, a redactar la primera ley checa sobre cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria (en vigor desde 2010) y a establecer la estructura institucional para cumplir los requisitos de la OCDE, la UE y la ONU. Y lo conseguimos, porque en 2013 la República Checa fue admitida en el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, lo que supuso un claro reconocimiento de que habíamos establecido el sistema de forma correcta en aquel momento. Y me gustaría señalar que también buscamos inspiración en otros donantes desarrollados, incluida España. Concretamente, nos inspiramos en la agencia española AECID para establecer la cooperación con las ONG, pero también para poner en marcha un programa de apoyo a la cooperación al desarrollo de regiones concretas de la República Checa. Hoy en día, la República Checa es ya un donante consolidado, que ayuda en África, Asia y Oriente Medio.
¿Cómo consigue equilibrar el trabajo y la vida familiar, especialmente cuando pasa largas temporadas fuera de casa?
El trabajo en diplomacia y en el Ministerio de Asuntos Exteriores es muy interesante y variado, y siempre he disfrutado con todos los proyectos en los que he participado. Por supuesto, es mucho más fácil compaginar familia y trabajo estando en la sede, y por eso no me he ausentado durante mucho tiempo. Estar destinado en una embajada añade una nueva dimensión a nuestro trabajo, y aunque implique cierta incomodidad por estar lejos de casa y de la familia y los amigos, eso forma parte de la diplomacia. Tengo tres hijos y la gran ventaja es que dos de ellos ya son mayores y tienen sus propias vidas independientes. Así que, en ese sentido, la decisión de trasladarme a España fue más fácil. Mi hijo menor está aquí conmigo y creo que le gusta Madrid. Afortunadamente, Praga no está lejos y el resto de la familia viene a visitarnos muy a menudo.
Cuando le ofrecieron el trabajo en la Embajada en España, que suponía trasladarse a Madrid, ¿tuvo dudas? Si fue así, ¿qué factores influyeron en su decisión de aceptar esta oportunidad de trabajo en el extranjero?
La oferta de trabajo en la Embajada en Madrid fue un sueño hecho realidad para mí. Pude venir a España varias veces en mi infancia gracias a mis padres y más tarde tocando en una orquesta de estudiantes -en una época en la que viajar tras el Telón de Acero era muy difícil- y he vuelto muchas veces desde entonces. Mi madre es una entusiasta profesora y promotora del español en la Universidad de Economía de Praga, y gracias a ella, España y la cultura española me han acompañado de diversas formas prácticamente toda mi vida. Y aunque estudié otras carreras, el español siempre ha sido una afición para mí y ahora por fin tengo la oportunidad de dedicarme a ello como es debido. Como he dicho antes, trabajar en la Embajada es una gran oportunidad para conectar nuestros países, y me hace mucha ilusión. Y si dudé por un momento en decidir si aceptaba la oferta, quizá fuera solo por mi familia, pero creo que al final todo ha salido bien.
Usted se dedica a traducir del noruego, el sueco y el inglés, es decir que, evidentemente, tiene talento para los idiomas. ¿Va a dedicarse también a traducir del español?
Estudié filología y he hecho algunas traducciones, pero siempre ha sido más un hobby que mi trabajo principal en el Ministerio de Asuntos Exteriores. También soy coautora de un diccionario sueco-checo. Lo compilé con una colega en una época en la que las aplicaciones no eran tan asombrosas como ahora e internet no se usaba tanto. Buscábamos manualmente el significado exacto de las palabras menos comunes en otros idiomas y fue un trabajo de muchos meses. No creo que actualmente -por mucho que me gustase- tenga mucho tiempo para traducir. Pero la literatura española contemporánea tiene muchas obras interesantes que merecen ser traducidas al checo, así que quizá algún día, quién sabe.
También ha sido profesora en la universidad durante casi seis años. ¿Cómo se entrelaza su práctica docente con su percepción de la diplomacia y cuáles son, en su opinión, las conexiones entre ambos campos?
Enseñar es ante todo trabajar con personas, es una oportunidad para abrir nuevos horizontes a los jóvenes. La diplomacia es similar en algunos aspectos, carece del elemento puramente pedagógico, pero también consiste en conectar a la gente, transmitir información y establecer nuevas relaciones.
Basándose en su experiencia, ¿qué consejo daría a los jóvenes que quisieran optar a un puesto en la Embajada en el futuro?
La diplomacia es un campo que sigue teniendo relevancia, incluso en los tiempos que corren, en los que la información sobre lo que ocurre en otra parte del mundo puede obtenerse en cuestión de segundos, gracias a la tecnología moderna. Jefes de Estado, primeros ministros y ministros comparten sus pensamientos en las redes sociales, y podría parecer que la diplomacia clásica se ha quedado obsoleta. Sin embargo, surgen situaciones en las que se producen acontecimientos inesperados, conflictos, secuestros o incluso catástrofes masivas o pandemias, y entonces los diplomáticos, o el personal de las embajadas en general, son imprescindibles. Además de capacidad de negociación, deben ser buenos gestores, organizadores, buenos comunicadores (el conocimiento de varias lenguas extranjeras es esencial), pero también deben ser -y esto puede no sonar tan atractivo- buenos funcionarios. Es un trabajo muy dinámico y variado y siempre se está aprendiendo algo nuevo. Los jóvenes que quieran entrar en el mundo de la diplomacia deben ser, sin duda, buenos comunicadores y, además de la formación universitaria exigida y el conocimiento de lenguas extranjeras, deben, por encima de todo, disfrutar trabajando con la gente.
Y para terminar: ¿qué tiene previsto para el próximo año en la Embajada en el ámbito económico?
El año que viene, el principal evento organizado por la Embajada de la República Checa en Madrid será la Jornada checo-española, de diez días de duración, que tendrá lugar en mayo. Incluirá una serie de actos culturales (exposiciones, conciertos), conferencias, la celebración tradicional checa de la llegada de mayo (llamada Májales), así como un foro empresarial sobre el sector energético. También prepararemos la visita de nuestro primer ministro, que debería tener lugar a principios de marzo, acompañado de una misión empresarial, momento en que además la Orquesta Filarmónica Checa viene a España en su gira. A lo largo del año, también nos gustaría poner en marcha varios proyectos de diplomacia económica: en la industria espacial, la energía nuclear y las ciudades inteligentes.